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Finalizada la oposición de Policía Nacional más larga de la historia.

A falta de los resultados de la prueba de hoy, podemos decir que al fin ha concluido la oposición de Policía Nacional más larga de la historia. Parece.

Una oposición que empezó de aquella manera…, con la subida (improvisada o no) de la nota de corte de ortografía, que dejó fuera a cientos de opositores que aún siguen luchando por conseguir lo que ellos consideran que es lo más justo. Y que no nos engañemos, es probable que a día de hoy le siga dando más de un quebradero de cabeza al ejecutivo.

Pero, sin duda, la oposición de la promoción XXXVI quedará en el recuerdo para siempre por ser el año en el que el dichoso virus, el puto coronavirus, nos atacó con fuerza. No os voy a hablar de él porque muchos de vosotros es probable que lo hayáis sufrido más de cerca que yo. A mí me tocó combatirlo desde el vehículo patrulla, aún seguimos protegiéndonos de él y no sabemos el tiempo que durará esta batalla. La COVID-19 nos golpeó a todos, a unos más que a otros…, en la salud, en la economía, hasta en la forma de relacionarnos. El coronavirus, el puto coronavirus, nos clavó un puñal trapero por la espalda, pero el coronavirus no podrá con nuestros sueños. Como mucho, lo único que va a conseguir es retrasarlos. Y esto lo sabéis todos los que esperáis como agua de mayo a que salga la oferta de empleo público, que saldrá, no tengáis dudas; y lo sabéis los compañeros que hoy, sábado 11 de julio, os habéis examinado del último examen de la oposición a Policía Nacional más larga de la historia.

Esta mañana, mientras muchos de vosotros os dirigíais a la sede donde ibais a hacer el examen, yo cogía mi bicicleta para salir a entrenar por los montes de Cartagena. Y quizá tú no lo creas, pero yo hoy no rodaba solo, hoy rodaba a tu lado. No me has soltado de rueda, no te has despegado de mi cabeza ni un solo instante. Compañera, compañero, lo que has tenido que sufrir para plantarte hoy en esta última prueba solo lo sabes tú y lo saben los tuyos, las únicas personas a las que les importas; las únicas personas que se merecerán celebrar el apto contigo. El camino, “tu camino” se hizo eterno, y ellos seguramente, los tuyos, fueron pocos, pero nunca dejaron de animarte. Lo sé porque yo siempre te siento: con tus me gustas, con tus retuits, con tus comentarios, con tus confesiones sinceras y con tus cartas escritas de puño y letra rebosantes de emociones, de alegrías, de dudas y de alguna que otra pena; y con aquellas otras con las que me querías agradecer haber leído “Del sueño a la meta”, “De patrulla con Filípides” o “Crecer para ser”, porque apoyándote en ellos has llegado hasta aquí. Tal vez no lo sepas, pero yo he escuchado tu respiración desde el mismo momento que un día decidiste prepararte para ser policía y nos encontramos en las redes sociales. Por eso sé que esta noche pasada no pudiste dormir bien, o tal vez me quieres dejar en evidencia y lo hiciste de un tirón; sé que has mirado hasta mil veces el despertador; sé que esta mañana apenas te salía la voz del cuerpo porque andabas muy nervioso; sé que sin darte cuenta has llegado hasta la sede donde tenías que hacer el último examen; Y SÉ QUE VAS A SER POLICÍA. Ojalá pudiera asegurarte que lo vas a ser este año. Ojalá. Yo creo que sí porque confío mucho en ti. Tú te has ganado con tu esfuerzo esa confianza. Tú solito te vas a ganar la ansiada plaza. La suerte está echada. En unos días sabremos los resultados y lo celebraremos. En unos días me tocará explicarle a unos pocos que su sueño solo se ha retrasado. Ojalá no sea a ti, pero si por los caprichos del destino tuvieras que serlo, no tengas dudas de que seguiré partiéndome el alma cada día hasta que cumplas tu sueño, como llevo haciéndolo todos estos años.

Hoy es día de emociones encontradas, estás tan cerca… Pero hoy es día de contener los impulsos; si hay que gritar, que sea para adentro. Hoy es día de llorar para soltar toda la tensión y de que les des los abrazos más fuertes a los tuyos; es día de salir a distraerse hasta donde la responsabilidad por el maldito virus te permita. Hoy es día de respeto y de admiración, el mismo respeto y admiración que te tengo a ti por haber aguantado como un titán agarrado a tu sueño. Hoy es el día en el que te doy las gracias por haberme dejado acompañarte en “Tu camino”. Con lágrimas en los ojos, te aseguro que te echaré de menos cuando una vez en tu destino, muy probablemente nuestros caminos se separen. Aunque esto solo pasará si tú quieres. Yo nunca olvidaré los 42195 metros que recorrí a tu lado.

A todos los demás quiero recordaros que las oposiciones se aprueban preparándolas desde lejos. Y que ahora que todavía no ha salido la oferta de empleo público, es un buen momento para hacer ventaja con el resto de compañeros que se toman las oposiciones como si fueran un sprint. Esto es un error, porque uno de los conceptos más importantes que debe tener más claro el buen opositor es que la oposición es una carrera de fondo, de ahí el número que lleva grabado las pulseras que os regalo con los libros: 42195 metros, en atletismo la distancia de la maratón, la prueba que nos llevará a la gloria.

Espíritu González

Soñaremos hasta cumplir nuestros sueños. Después, seguiremos soñando. DEL SUEÑO A LA META.

Quien se embarca en una oposición debe ser consciente de que va a sufrir un desgaste, más mental que físico, y que solo una potencia llamada ilusión podrá contrarrestar los escollos del camino. CRECER PARA SER.

El verdadero sueño es aquel por el que merece la pena luchar, aquel que provoca muchos quebraderos de cabeza, aquel que hace llorar de alegrías y de penas, pero aquel que siempre es a vida o vida. Si no fuera así, no sería un sueño. TU CAMINO. A VIDA O VIDA.

El 6 de marzo, una semana antes de que estallara la crisis por la COVID-19 , publiqué “Tu camino. A vida o vida”; el libro más sincero de cuantos he escrito. Por solidaridad, cuando las empresas se vieron obligadas a cerrar, decidí no promocionar el libro. Y lo cumplí. Hoy quiero invitarte a que leas este libro porque creo que te puede ayudar a sobreponerte de las dificultades del camino. Y es que este no es fácil para nadie, ni siquiera para mí. Yo también sufro para cumplir mis sueños. Pero no me rindo, ni quiero que te rindas tú. A veces el camino se empina hacia arriba, las piernas duelen y las dudas aparecen. Te pasa a ti, y me pasa a mí. Pero, al final: todo llega, lo bueno, lo bonito y lo mejor. Leer mi experiencia te ayudará a conseguirlo.

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